"Después del juego es antes del juego"
Sepp Herberger

lunes, 18 de abril de 2016

Printer Wars I: Re-Animator

Empiezo una serie de posts sobre aventuras y desventuras con impresoras variadas. La primera es mi Epson DX3800, una impresora de inyección que tiene varias características avanzadísimas:

  • Gasta tinta de color incluso cuando imprimes solo en blanco y negro.
  • Si se gasta un cartucho de tinta de color hay que reponerlo sí o sí, aunque solo quieras imprimir en "grayscale".
  • Tiene en la parte baja de sus entrañas una esponja increíble que absorbe todos los mililitros de tinta que no es capaz de hacer llegar al papel. Hay un dineral en tinta perdido para siempre allí abajo.

Tras una época sin usar, me encontré con que ya no imprimía. Puse cartuchos nuevos y tampoco: se habían "secado los inyectores", taponándose con tinta seca. El problema es que todavía tenía varios cartuchos sin abrir y no me parecía razonable tirarlos, así que empecé a buscar una solución. Y encontré ésta:



Parece broma, pero si bombeas dentro del cabezal y extraes lo que te arrastre la succión (coloreado con la tinta correspondiente) varias veces, dejando a continuación secar todo un par de días al poner el cartucho la impresora imprime de nuevo.

Como en la película Re-Animator necesitamos un líquido para hacer revivir los inyectores; en mi caso el líquido que ha funcionado ha sido el Cristasol de toda la vida (nada de marcas blancas), rebajado con un poco de agua:


Las otras herramientas usadas han sido un par de jeringas grandotas: una con un tubo de goma que me ha dejado el profesor de Tecnología y otra una jeringa de repostería comprada en una tienda de chinos (la impresionante aguja no sirve de nada en esta tarea, la uso para meter miedo a los niños). Lo mas sencillo para no dejarlo todo empantanado es que el tubo se acople lo mejor posible al "pitoche" del inyector y así poder bombear metiendo y sacando líquido varias veces con ayuda del vacío.


Detalle de los inyectores:


No se ve bien, pero los "pitoches" de los inyectores tienen unos agujeritos en su superficio que es por dónde entra la tinta del cartucho hacia abajo. Seguramente esos agujeritos son los que se taponan con la tinta seca y al meter el cristasol a presión se disuelve todo.

Después del tratamiento, dejé secar la impresora un par de días y puse los cartuchos. Y ¡voilá! imprimiendo de nuevo a la perfección. Toma ya, Epson.

Epílogo I: aun así no todo ha sido feliz. Los rodillos no siempre cogían el papel (era un problema que ya tenía de antes) así que desmonté toda la impresora siguiendo el "Service Manual" para echar un vistazo y limpiar un poco. Al final del todo, en la parte mas profunda encontré entre los rodillos un trozo de mina de lápiz naranja (#!@@!"&) ... la quité, limpié los rodillos con alcohol y los sometí un par de pasadas con lija de grano grueso:



Monté todo de nuevo sin que me sobrara un tornillo y ¡ajá!, ya coge todo el papel sin problema.

Epílogo II: Epson me odia por alargar la vida de sus trastos. Al apagar la impresora y volverla a encender ha empezado a dar error de fallo general (todos los led se ponen a parpadear compulsivamente). Una de cada diez veces se enciende bien, la cual aprovecharé para imprimir hasta agotar los cartuchos y luego procederé a desmontarla para piezas.

Me encantaría desmontar la parte de escáner y seguir usándo eso sin el resto de impresora, pero me huelo que va a ser imposible. Malditos capitalistas, con esta impresora tan poco aprovechable Mark Watney hubiera muerto en Marte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario